Poderoso, efectivo, sensible, todoterreno… Son muchos los rasgos que catapultan al retinol como una de las moléculas de belleza más queridas del sector. Los motivos son evidentes: su gran eficacia para penetrar en las capas más profundas de la piel y trabajar sobre ellas, lo convierten en el gran protagonista de los tratamientos de cuidado y prevención facial. Ahora bien, como siempre se dice, no todo es oro lo que reluce.
Si bien su efectividad ha sido avalada por cientos de estudios alrededor de todo el mundo, demostrando que verdaderamente funciona y actúa en procesos de envejecimiento cutáneo, como la síntesis de colágeno o la hiperpigmentación, también han existido consigo muchas voces en su contra.
De hecho, solo tenemos que echar la mirada unos meses atrás para ver como aconteció uno de los mayores debates que han existido sobre cosmética de los últimos años, con motivo del famoso borrador de la Comisión Europea que limitaba el uso de este activo a formulaciones del 0,3% para cara y del 0,5% para cuerpo.
Una encrucijada entre expertos de todo el mundo que ponen al retinol en el punto de mira, ensalzándose como un ingrediente infalible para muchos, pero también un ingrediente desvirtuado para otros. ¿Quién lleva razón? Todos, a su modo.
Lo cierto es que, como hemos adelantamos líneas atrás, son muchos los estudios clínicos que avalan los beneficios del retinol como ingrediente de tratamiento, pero también, estos mismos, demuestran como existen ciertos contras que no siempre salen a la luz. Aspectos como su sensibilidad a la luz, su reactividad o su largo (y en ocasiones completo) período de adaptación, hacen de este un activo complicado que no siempre es destacado por los especialistas.
10 datos sobre el retinol que, posiblemente, desconocías
Por ello, si eres de las que está pensando en iniciarse en el mundo del retinol, pero no sabe cuán de positivo será para tu rutina, desde Listísima te presentamos algunos de los puntos menos ‘conocidos’ del retinol, aspectos que muy pocas veces oirás al hablar de él, pero que, junto a sus múltiples beneficios, todos debemos conocer.
1. No es solo para las arrugas
El retinol no solo reduce los signos del envejecimiento cutáneo, mejorando la textura de la piel y disminuyendo las arrugas y líneas de expresión, sino que, además, tiene efecto despigmentante, por lo que se emplea para atenuar las manchas faciales y unificar el tono cutáneo.
2. Es apto para pieles jóvenes
Aunque se asocie a tratamientos antiedad, relacionado con problemas de elasticidad o líneas de expresión, diferentes estudios han evidenciado como, también, “el retinol tiene propiedades exfoliantes y seborreguladoras muy beneficiosas, siendo ideal mejorar la apariencia de las pieles grasas y en el tratamiento del acné, propios de pieles adolescentes” apunta Marta González, dermatóloga de IMR.
3. Puede producir irritación
Aunque muchos hablan de sus resultados, muy pocos conocen la importancia de preparar la piel primero. Y es que, durante las primeras semanas de tratamiento, es vital pasar por un proceso de ‘retinización’ -de unas seis semanas aproximadamente- en el que, como explica González, “la piel se adapta al activo y en la que, además, es de esperar que aparezca cierto grado de irritación y descamación en la piel”.
4. Se necesita tiempo
Un proceso de tolerancia y acción por el que el retinol trabaja a largo plazo, por lo que debemos ser pacientes y constantes. “A partir de los 3-6 meses nuestra piel comenzará a verse más luminosa, con un tono unificado y con menos imperfecciones” añade la dermatóloga de IMR.
5. No todas las cremas son iguales
Muchos cosméticos incluyen retinol es su fórmula, pero no todos son iguales y no son igual de efectivos. La efectividad y calidad de la crema dependerá, entre otros, de la concentración del retinol, la forma del retinol, la formulación e ingredientes adicionales de la crema, así como de su tecnología de liberación.
6. No es fácilmente compatible
Otro de los puntos desconocidos del retinol es su mala compatibilidad. Al tratarse de una molécula fotosensible y muy concentrada, mezclarla con ciertos activos puede llevar a que esta se estropee o, peor aún, debilite la función barrera de nuestra piel. “Hay que tener cuidado con alfahidroxiácidos, betahidroxiácidos o otro tipo de sustancias que sean también exfoliantes o queratolíticas, ya que estas pueden causar irritación” explica Ana Puelles Lostao, especialista en estética con máster en Dermocosmética.
7. Aplicarlo a la vez que la crema hidratante puede disminuir su eficacia
Por regla general, lo más recomendable para optimizar y potenciar la efectividad del retinol es aplicarlo solo por las noches después del lavado facial. Como apunta la Dra. González, “el empleo de cremas hidratantes muy untuosas antes o después de la aplicación de retinol puede disminuir la potencia del mismo. Por lo que, si queremos combinar cremas hidrantes junto con retinol, es mejor hacerlo en distintos momentos del día.”
8. Fotosensible
El retinol es extremadamente sensible a la luz y al aire, lo que puede degradar su efectividad. Diferentes estudios han probado como este puede debilitarse y perder eficacia tras una prolongada exposición al sol o a la luz ultravioleta, por lo que se recomienda su uso nocturno y estar envasados en formatos opacos, que no permitan que traspase la luz.
9. No puede hacerlo todo
Aunque el retinol es un activo eficaz, no suele ser suficiente para eliminar por completo las manchas, las arrugas ni las líneas de expresión. Para obtener mejores resultados, Marta Gonzales recomienda combinar una buena rutina cosmética con distintos tratamientos médicos, entre los que se incluyen los láseres, neuromoduladores y/o rellenos faciales, entre otros.
10. Hay más alternativas
Como ya hemos comentado, el retinol es el activo cosmético más eficaz para disminuir el envejecimiento de la piel. Sin embargo, sí existe una mala tolerancia que no todas las pieles pueden permitirse. ¿Qué hacemos entonces? El sector cosmético amplía su abanico de posibilidades con activos casi tan efectivos como el retinol y mucho más tolerantes en todo tipo de dermis.
Los alfahidroxiácidos, por ejemplo, son buenos exfoliantes y ayudan a reducir las líneas de expresión. Por su parte, el bakuchiol, conocido como el retinol de las pieles sensibles, ayuda a combatir el envejecimiento cutáneo y tiene propiedades antiinflamatorias, seborreguladoras y antioxidantes.
Como tercera alternativa, la dermatóloga de IMR nos propone la niacinamida, que es una molécula segura y por lo general bien tolerada incluso en pieles sensibles. Esta mejora la función barrera de la piel, tiene propiedades despigmentantes, antiaging, antiinflamatorias, seborreguladoras y antioxidantes. Vamos, un todo en uno que merece la pena probar.